¿Pensamos en nuestra seguridad alimentaria cuando vamos a prepararnos alguna comida durante el día? Probablemente no, seguramente la contaminación cruzada no debe pasar por tu mente.
Al estar científicamente demostrada la contaminación tanto de nuestros alimentos a las unidades donde se cocinan como viceversa. Es hora de comenzar a prestarle atención a este olvidado detalle de la cocina tradicional, por el bien de la salud propia y de quienes nos rodean.
En muchos hogares, generalmente, suele pasar desapercibido cómo manipular el alimento previo al momento de su consumo: la cocción de estos, su almacenamiento, la higiene de los utensilios manejados así como el lavado de los ingredientes antes de usarlos. Son solo algunos de los elementos a tener en cuenta para evitar el invisible daño que día a día nos puede estar provocando, la contaminación cruzada. No olvidando que la mayoría de dicha contaminación la producen los mismos utensilios de cocción donde de manera tradicional e ignorándolo cocinamos nuestros alimentos.
La contaminación cruzada directa, es más habitual de lo que creemos en nuestras cocinas. Es la que se provoca con el contacto de cualquier alimento limpio que entra en contacto directo con uno contaminado, se produce transmisión de microorganismos patógenos (normalmente en alimentos crudos), exponiéndose a una de las causas más comunes de intoxicación alimentaria. Gracias a que cocinamos la mayoría de los alimentos, donde en este proceso sometemos a nuestros alimentos a temperaturas superiores a 65 °C, conseguimos eliminar a estos patógenos. Pero muchas veces en lo más simple como una ensalada, no la sometemos a esa higienización térmica, por ello la importancia en un adecuado lavado, muy recomendable el uso de agua ozonizada o algún otro sistema inerte para nuestro organismo y letal para los patógenos
Una contaminación cruzada indirecta, es cuando se contamina el alimento mediante algún elemento externo a los productos. En este caso, se hace referencia a las manos, recipientes, tablas de picar, ollas de cocción tradicionales y cualquier utensilio de cocina. Por ello, la gran importancia de la limpieza de los utensilios y el entorno.
Para evitar posible contaminación química se recomienda el uso de productos más coherentes con el medio ambiente. La limpieza con agua ozonizada es muy recomendable ya que esta en el momento de estar activa es mucho más efectiva que la lejía, pero tras su uso no deja ningún tipo de residuo.
Es una contaminación mínima pero constante , su peligrosidad la da el hecho que los químicos o metales nos los transmite de una forma seguida . Si en nuestro organismo entran más contaminantes de los que nuestro cuerpo es capaz de eliminar ,estos se van almacenando en nuestros órganos ocasionando problemas en nuestra salud en el futuro .
Los encontramos en una gran variedad de elementos que usamos a diario, tanto en el agua que solemos consumir ya sea de la red o envasada en plástico, pero sobre todo en las cazuelas, ollas o sartenes que usamos para la preparación de nuestros alimentos.
Ya en la industria alimenticia se han prohibido el uso de gran parte de estos, un ejemplo eran las antiguas encimeras de acero 18/10 que han tenido que ser sustituidas por otras de acero de mayor grado como el 304 en dicha industria , o la recientemente aprobada por el congreso, la ley de residuos y contaminación del suelo , donde se hace hincapié en el agua que consumimos y los envases . Pero una de las mayores fuentes de este tipo de contaminación fantasma, está en la ollas o sartenes que usamos, debido a que los alimentos están en directo contacto con ellas, y al subir la temperatura de cocción de las ollas tradicionales, ocasiona que se dilate el material y abra poros, donde la comida queda en contacto con ácidos, metales y sales y potenciando este tipo de contaminación cruzada.
Las ollas o sartenes de aluminio, aunque este sea un excelente conductor del calor, de ellas se desprenden residuos con gran facilidad, científicos hacen referencia al alto nivel de este metal en personas con demencia o alzheimer entre otras muchas enfermedades, como por ejemplo, los utensilios con antiadherentes, los de cristal tratado para soportar cambios de temperatura y los de barro tratados con varios químicos son utensilios igualmente peligrosos.
Preferiblemente, se recomienda comprar utensilios de acero inoxidables por su durabilidad y resistencia, pero esta opción no nos libera de esta contaminación. Por ejemplo, el acero más común es el acero 18/10 (18 partes de cromo por 10 de níquel, dos metales pesados) este material puede ser dañino para nuestro organismo, hay aceros que no contaminan tanto, como es el caso del acero 304, que solo tiene reacción con los alimentos en contacto con ácidos (vinagres, limón, tomate, entre otros). Y la mejor opción es el titanio 316Ti, que no abre poros (evitando la contaminación cruzada) y no desprende metales pesados a los alimentos.
La mejor opción por su inocuidad y ser hipoalergénico es una aleación de acero enriquecida con titanio ,esta aleación denominada acero 316Ti es la usada para implantes y prótesis, por ser la única que no permite contaminación cruzada en el uso cotidiano , tendría que ser sometido a altísimas temperaturas cercana a la temperatura de fusión del acero superiores a 1200ºC para que se pudiese generar algún tipo de contaminación cruzada. De momento el único fabricante europeo en comercializarlo, es Nutraease , en España la distribuye Grupo Aqualai.
Hay que tener muy en cuenta el invertir en un utensilios de calidad ,para poder revertir dentro de lo que esté en nuestras manos todos los tipos de contaminación.
“ Que tu medicina sean tus alimentos , que tus alimentos sean tu medicina” Hipócrates